El Mesias

lunes, 25 de marzo de 2013

YACIMIENTO


El yacimiento burgalés de Atapuerca, situado en la linde que separa a los pueblos Ibeas de Juarros y Atapuerca, se ha desvelado en las dos últimas décadas del siglo XX como el más importante instrumento para conocer la evolución del género Homo y saber desde cuándo habita el hombre el paraje que hoy conocemos como Europa.

La aparición de este yacimiento se debe en buena medida, como muchas otras cosas, a la casualidad. Aunque ya existían noticias de las cuevas de Atapuerca desde antiguo, no es hasta finales del siglo XIX cuando la compañía inglesa The Sierra Company Limited realiza el trazado del ferrocarril minero de vía estrecha que uniría Monterrubio de la Demanda con Villafría y que discurría por el borde suroeste de la Sierra de Atapuerca. Se abrió una enorme trinchera que dejó al descubierto varias cavidades y rellenos fosilíferos y arqueológicos y que, pasado el tiempo, daría lugar al primero de los yacimientos: Trinchera.

Tres son los yacimientos en los que se divide Atapuerca: Gran Dolina, Trinchera Galería y la Sima de los Huesos.
Gran Dolina es lo que podríamos llamar el sepulcro de Adán, la tumba del primer individuo que pisó Europa hace, aproximadamente, 800.000 años. Estos homínidos salieron de África hace un 1.000.000 de años en la primera migración que han contemplado los tiempos. Los restos encontrados en Gran Dolina permitieron a Arsuaga, Carbonell y Bermúdez de Castro, los tres codirectores del yacimiento, hablar del Homo Antecessor, el más remoto antepasado directo del hombre actual. Este primer habitante de Atapuerca presenta características comunes al Homo Sapiens y al Neandertal, lo que viene a demostrar que fue entonces, hace 800.000 años, cuando la evolución tomó dos caminos diferentes: mientras que en Europa el Antecessor dio origen al Homo Heidelbergensis y más tarde al Neandertal, en África evolucionó hasta convertirse en el Hombre de Cromañón u Homo Sapiens, el hombre actual.



En Trinchera Galería han aparecido las herramientas que utilizaba el Hombre de Atapuerca, el Homo Heidelbergensis que, con el correr de los años, daría origen al Neandertal. La industria lítica encontrada servía, principalmente, para despiezar las presas de caza, para cuya captura tenían que competir con grandes predadores que, por aquel tiempo, pululaban por este territorio. Nos movemos en una antigüedad que oscila entre los 400.000 y los 200.000 años. En la última campaña los estudiosos de Atapuerca encontraron pruebas –hasta entonces ignoradas– de que aquellos hombres ya conocían y dominaban el fuego.

La Sima de los Huesos (300.000 años) es el primer enterramiento ritual que se conoce. Aunque en un principio se creyó que la acumulación de cadáveres se debía a algún accidente –una riada, algún corri grandolina.html miento de tierras–, hoy no se duda de que fueron depositados allí voluntariamente.

De la Sima han sido rescatadas 2.500 piezas, pertenecientes de 33 individuos, que componen la más fantástica colección paleoantropológica del mundo. Es el reino de Arsuaga, la Isla del Tesoro donde fue hallado el Cráneo Nº 5, el más completo encontrado jamás; donde apareció la pelvis de Elvis, la que ha revolucionado una vez más las tesis sobre la evolución del género Homo. Gracias a esa cadera masculina, sabemos que el Hombre de Atapuerca y su descendiente el Neandertal eran de mayor tamaño que nosotros, que poseían una enorme masa muscular, que parían más fácilmente y más desarrollados y que el Homo Sapiens, en ese viaje evolutivo, disminuyó su volumen. Cuando el hombre de Cromañón llegó a Europa, hace menos de 45.000 años, se encontró al Neandertal, un hombre de 1,80 metros de estatura, casi cien kilos de masa muscular y con un cerebro muy similar. Ni siquiera un lanzador de peso actual podría darnos una idea aproximada del potencial físico de los Neandertales. Convivieron durante más de 10.000 años -aunque parece ser que no llegaron a mezclarse o que esa unión no tuvo descendencia- y, de pronto, sin que se sepan a ciencia cierta las causas, los Neandertales desaparecieron de la faz de la Tierra. El hombre actual quedó como la única criatura racional






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